La cultura japonesa también tiene su manco. Se trata de Shigeru Mizuki, un curioso dibujante de manga que inició su carrera como artista después de perder el brazo derecho en un bombardeo aliado en al Papúa-Nueva Guinea. Conocido únicamente entre la tribu de buenos
conneisseurs de cómic, en realidad sus obras más interesantes son el producto, en buena medida, de su experiencia en la Segunda Guerra Mundial. Aunque ha trabajado en diversos géneros del Manga, creo sinceramente que su gran aportación es el género de cómic-histórico. De hecho, su fascinante biografia de Hitler describe como ninguna otra la demencia que se apodera de ciertos políticos cuando acceden al poder. No es de extrañar, que de haber vivido en España, hubiese necesitado una obra de dimensiones similares a los
Episodios Nacionales de Galdós para retratar a los fuleros que nos gobiernan.
En
Operación Muerte nos narra su propia experiencia en el Pacífico. Una experiencia negativa a juzgar por los comentarios iniciales, pero que contrastan con la propia bibliografía del artista, y especialmente de su hermano, que sería condenado a muerte por ejecutar a prisioneros de guerra.
Una buena lectura para este verano, una inmersión dolorosa en el pasado que nos permitirá sobrellevar con resignación católica la expropiación forzosa de nuestro miserable sueldo para poder seguir pagando los excesos en prostitutos y cocaína de algunos
políticos así como en otras fiestas en la que el toro no es otro que el ciudadano.
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