divendres, 21 de maig del 2010

Geografia Regional 3 ESO: Àfrica

 

Tema

Relieve

     El relieve africano está condicionado por el hecho de que la mayor parte del país está formado por una placa tectónica. En realidad en el este existe un contacto entre la placa africana y las placas arábiga y somalí. La zona de contacto es el valle del Rift, que da nombre a este tipo de contactos entre placas. La mayor parte de África es un escudo precámbrico muy estable y duro. Predominan los materiales como el gneis, el granito o la pizarra.

     Pero en medio de este gran escudo se encuentran enclavadas grandes cuencas sedimentarias en las que se depositan materiales blandos, como arenas, arcillas y margas.

     En casi toda África se dan procesos morfogenéticos tropicales, ya sean estos áridos o húmedos.

     En general, los tipos de suelos con los que nos encontramos son: ferralíticos, ferruginosos, pseudogley, gley, rojos, erg y reg en las regiones áridas.

     En África son pocos los dominios montañosos, y en general son marginales. En la cuenca ecuatorial encontramos los típicos panes de azúcar; al norte la cordillera alpina del Atlas-Rif; en el centro del Sáhara el macizo de Ahagar, un rejuvenecimiento alpino del relieve en forma de horst y graben. Pero el sistema montañoso más importante es el del valle del Rift. Aquí se encuentran las montañas más altas de África, todas ellas de origen volcánico, como el Kilimanjaro (5.895 m) o el monte Kenia (5.199 m)..

     La formación del Rift está plagada de volcanes. Es, en realidad, la zona de separación de dos placas tectónicas. Se extiende desde los Grandes Lagos hasta el mar Muerto, por el mar Rojo y el Sinaí. La isla de Madagascar está separada del continente, pero no por este fenómeno.

Ríos y lagos

     En este conjunto es de destacar la región de los Grandes Lagos, una de las pocas zonas de grandes lagos del mundo. Entre los más grandes se encuentran el Victoria, el Tanganica, el Nyasa, el Eduardo, el Kivu y el Rodolfo. Fuera de esta región existe otros dos grandes lagos, el Chad y el Ngami, que no son lagos tectónicos sino el fondo de una región endorreica.

     África dispone de algunos de los ríos más largos, anchos, regulares y caudalosos del mundo, entre ellos el más largo, el Nilo. Pero, además, están el río Níger y la cuenca del Zaire (o Congo), además del Senegal, el Zambeze, el Orange o el Limpopo.

Dominios bioclimáticos

     A pesar de su gran extensión, no se dan muchos dominios bioclimáticos, ya que casi toda la región pertenece a la zona tropical y ecuatorial, y sólo una pequeña parte al mediterráneo. Encontramos dos grandes imperios biogeográficos: el Holoártico, en la fachada norte, y el Africano-Malgache que domina en el resto del continente. Entre ellos hay una amplia zona de transición, al sur del Sáhara.

Clima ecuatorial lluvioso (Ecuatorial)

     Este es el clima que encontramos en la zona de convergencia intertropical (ZCIT), en torno a los 10º de latitud alrededor del ecuador. Está dominado por las masas de aire ecuatorial cálidas y húmedas, pero también encontramos masas de aire tropical marítimo. Es un clima lluvioso todo el año; las lluvias suelen ser fuertes y de carácter convectivo. Se superan los 2.500 mm al año. Puede haber algún período más seco, debido al desplazamiento de la ZCIT. A lo largo del año encontramos una notable uniformidad térmica, en torno a los 27 ºC.

     Esta es la región del bosque de pluviisilva tropical, con especies ombrófilas y semiombrófilas que necesitan condiciones óptimas de humedad. Son especies perennifolias, aunque en períodos de sequía pueden perder la hoja. La característica más llamativa del bosque ombrófilo es la exuberancia de la vegetación, con todo tipo de especies en todos los pisos. Los fenómenos de sociabilidad de la biocenosis están representados en todas sus formas. El aparato radical de las plantas no está muy desarrollado, e incluso puede ser aéreo, ya que la humedad es suficiente. Las especies más representativas son: bombacáceas como el baobab, leguminosas, cacao, caoba, bosé, hevea, bambúes, manglar, etc., el cortejo florístico es muy amplio y abundante.

     Los suelos típicos son ferralíticos y pueden encontrase hasta encostrados, muy lixiviados y ácidos. En las zonas más húmedas aparecen suelos gley.

     La fauna es muy variada y ocupa todos los pisos de la biocenosis: monos, ardillas, serpientes, marsupiales, lagartos, panteras y todo tipo de insectos, gusanos, arácnidos y aves.

Clima monzónico y de los vientos alisios en el litoral (Monzónico)

     Este es un clima que se encuentra entre los 5º y los 25º de latitud. Está dominado por las masas de aire tropical marítimo, cálida y húmeda, que proceden de los bordes occidentales de los anticiclones subtropicales. Tiene una estación seca muy marcada, y un máximo pluviométrico que se alcanza cuando está cerca la ZCIT. Tiende a darse en el este de los continentes y se potencia cuando hay un obstáculo orográfico que obliga a elevarse a las masas de aire. Es un clima muy lluvioso, en torno a los 2.500 mm, y con muy poca variación térmica, entre 25 y 27 ºC. La región más representativa es la isla de Madagascar.

     La vegetación es exuberante. El estrato arbóreo es denso, con especies termófilas y bosque semiombrófilo y de pluviisilva con características similares al bosque ecuatorial, aunque sufre períodos de sequía mayores, por lo que es algo más claro y tiene mayor número de gramíneas. Si la acción humana aclara en exceso el bosque puede darse la sabana.

     Los suelos son también ferralíticos, con fenómenos de encostramiento y, en ciertas regiones, gley, muy lixiviados. Y la fauna es muy similar a la del bosque ecuatorial.

Clima tropical seco y húmedo (Tropical)

     Este clima se encuentra entre los 5º y los 20º de latitud. Los centros de acción son la ZCIT y las altas presiones subtropicales. Las masas de aire que le afectan son ecuatoriales y tropicales marítimo y continental. Se caracteriza por tener dos estaciones muy marcadas: una seca y otra húmeda. La estación seca se da cuando el sol está bajo en el horizonte a mediodía y la húmeda cuando está alto. Las lluvias dependen de la posición de la ZCIT.

     La biocenosis de este país es muy rica y variada. Son las tierras típicas de la sabana, si bien hay que decir que el origen de la sabana es incierto. Dominan, aquí, las gramíneas, entre las que se encuentran árboles aislados. También encontramos formaciones de estepa, con plantas espinosas, que pueden llegar a formar matorral. Se trata de una vegetación xerófila y de acacias, balanites, azufaifo y diversas suculentas como el cacto. La evapotranspiración es muy intensa, y las plantas tienen que protegerse. El carácter tropófilo de la vegetación está muy marcado. Se encuentra en el oeste del continente y Sudáfrica.

     Este es el dominio de los grandes herbívoros y carnívoros como el elefante, el león, la cebra, rinocerontes, panteras, leopardos, etc.; y aves como el avestruz, el ñandú, la avutarda, etc.; además de insectos como la langosta y roedores. La estación seca provoca grandes fenómenos migratorios.

     Los suelos suelen estar muy evolucionados, y a menudo son ferruginosos, pudiendo llegar a ser encostrados, con distintos grados de lixiviación, que dependen del período de lluvias. Las épocas de sequía favorecen la evapotranspiración, salando los suelos.

Clima tropical seco (Desértico)

     Este clima se encuentra entre los 15º y los 25º de latitud. Ocupan las regiones manantiales de las masas de aire tropical continental, es decir, las células de las altas presiones. Las masas de aire son estables y secas, y la insolación muy fuerte. El ciclo de temperaturas depende de la posición relativa del sol. En él se encuentran las regiones áridas e hiperáridas, aunque en zonas de transición tendremos algunos meses en los que llueve. La amplitud térmica diaria es muy contrastada, pero la anual no. Suelen darse fuertes vientos que dificultan la colonización vegetal. Es el clima del interior Sáhara.

     La flora y la fauna se caracterizan por la pobreza taxonómica. Dominan las especies altamente xerófilas y espinosas, con un amplio aparato radical, y las suculentas. Debido a la salinidad de los suelos y del agua también aparecen halófilas. Se pueden encontrar gramíneas y leguminosas como la retama, suculentas como el cactus, y arbustos como la agave, la yuca o la sosa, y en los oasis palmeras y hasta sauces y álamos.

     La fauna debe adaptarse al calor y a la pérdida de agua, y también a la falta de alimento. Dominan los animales de actividad nocturna y crepuscular y los más adaptados al calor y la falta de recursos, como el camello, los roedores y aves nocturnas y crepusculares, y también carnívoros como el coyote o el chacal.

     Los suelos son esqueléticos, casi inexistentes, y en las mejores zonas hay suelos rojos ferruginosos con caparazón y altamente salinos, y los erg y los reg.

Clima subtropical seco (Desértico)

     Este clima se da entre los 25º y los 35º de latitud. En realidad no es otra cosa que una extensión hacia el norte del clima tropical seco, pero la precipitación es mayor y la amplitud térmica anual también. Está dominado por las masas de aire tropical continental, pero en las épocas en las que la posición relativa del sol es más baja pueden llegar masas de aire polar continental o marítimo. Las regiones más representativas son los límites del Sáhara y el desierto de Namibia.

     La flora y la fauna es algo más variada, ya que es una región de transición, por lo que encontramos las espinosas y suculentas del clima tropical seco y las xerófilas del clima mediterráneo. Predominan las palmeras.

     La fauna debe adaptarse al calor y a la pérdida de agua. Dominan los animales de actividad nocturna y crepuscular, y adaptados al calor como el camello, los roedores y aves nocturnas y crepusculares, y también carnívoros como el coyote o el chacal. El ámbito biocenótico es el mismo.

     Los suelos son más evolucionados, pero no dejan de ser rojos y ferruginosos, aunque el grado de salinidad es menor.

Clima mediterráneo

     El clima mediterráneo se da en la costa norte, que baña el Mediterráneo, y en el entorno del cabo de Buena Esperanza. Las masas de aire que le afectan son de tipo polar marítimo y tropical marítimo. Pero durante casi cinco meses está bajo el dominio del anticiclón de la Azores, y el Sur respectivamente.

     Las precipitaciones se centran en las estaciones medias, sobre todo en otoño, pero, en general, es seco, casi semiárido. Las temperaturas son suaves y la amplitud térmica reducida, tanto la anual como la diaria.

     La vegetación típica es la de plantas xerófilas de gran porte. Predomina la encina, el roble, los castaños y los madroños, y el sotobosque leñoso, espinoso y aromático. No es fácil encontrar formaciones de bosque mediterráneo, estas masas forestales están clareadas, propias del maquis mediterráneo. En la región del Cabo la vegetación está formada por las plantas xerófilas y espinosas propias del imperio Africano-Malgache, como la caoba.

Grupos étnicos

     En África se diferencian, básicamente, dos grupos étnicos: los blancos del norte, que se dividen en hamitas y semitas; y los negros de sur del Sáhara, entre los que hay: pigmeos, hotentotes, bosquimanos, sudaneses, hamito negroides como los bantús, etc., todos ellos con rasgos diferenciados.

     Aparte de estas razas autóctonas, encontramos: árabes, europeos, asiáticos y demás razas que invadieron África en distintos momentos. La variedad étnica es una de las características de África, debido a las difíciles comunicaciones internas y el relativo aislamiento de las poblaciones. Pero esta circunstancia es también fuente de conflictos. En casi todos los países africanos hay rivalidades étnicas que pueden terminar en el genocidio, como los hutus y los tutsi (batutsi). Aunque estos conflictos se pueden dar dentro de la misma etnia, basta con que existan clanes diferentes.

     La cultura tradicional de los pueblos africanos está adaptada al medio en el que viven. Sin embargo, la colonización, el conocimiento de la cultura europea y el impacto del capitalismo occidental, ha aculturado a estos pueblos alejándoles de sus modos tradicionales de vida, y convirtiéndoles en pueblos subdesarrollados y sin recursos, en los que el hambre y la miseria son habituales.

     Tradicionalmente practicaban la agricultura itinerante, o rotativa, de roza y fuego. Este tipo de agricultura necesita grandes períodos de barbecho para que se recupere el bosque, y para poder tener pasto para el ganado. Es una agricultura extensiva que se practica en el África subsahariana. Pero esto no es lo general, sino la agricultura especulativa de plantación, cuya producción está destinada al mercado internacional. En el norte y el África del Sahel la escasez de agua y tierra cultivable imponen una agricultura intensiva en torno a los oasis. Esta forma de explotación intensiva necesita de complejos sistemas de regadío que sólo se pueden sostener con la existencia de Estados fuertes; la religión islámica y los animistas-cristianos son los que han conseguido este tipo de Estados.

Apuntes históricos

     La historia de África y su evolución económica y social no es ni mucho menos unitaria. Los contactos entre pueblos han sido escasos debido a la dificultad de las comunicaciones, sobre todo entre el norte y el sur. Tanto el desierto del Sáhara como la selva ecuatorial han supuesto autenticas barreras infranqueables para los pueblos. Aunque no faltaron contactos. En el norte, en la costa mediterránea, hubo grandes imperios, entre los que destacan: Egipto, Cartago, Roma y el Islam, en contacto con las civilizaciones occidentales. En el Sahel hubo, también, grandes imperios que dominaron parte de la zona, aunque no fueron simultáneos, y cuando lo fueron no hubo frontera común. Fue en la región del Níger donde se dio una mayor continuidad de imperios. También al sur del ecuador hubo esplendorosos reinos pero fueron de menor importancia. La falta de comunicación es la nota más destacada.

     El norte fue dominado por fenicios, egipcios, cartagineses, romanos y el islam, con lo que su cultura entra plenamente dentro de la órbita europeo-mediterránea.

     Al sur del Sáhara, en el Sahel, se desarrollan los imperios de:

Ghana, en la región occidental de Sudán; entre el río Senegal y el lago Chad. Ghana era un reino rico que se beneficiaba de un clima más húmedo que el actual, y de la paz que suponía estar aislado de las grandes potencias europeas. Este imperio se mantiene desde el siglo VIII hasta el siglo XIII. Los momentos de plenitud corresponden a los siglos IX y X. Tomboctú y Gao son las ciudades más importantes. Desde el siglo XI deben hacer frente a la presión islámica, que ejercen los almohades y almorávides.

     Otro gran imperio es el de Malí, que se desarrolla aproximadamente en la misma zona desde el siglo XI hasta el siglo XIV. Su apogeo tuvo lugar en el siglo XIII.

     Tras la caída del imperio de Malí aparece en la misma región el imperio de Songhay. Su dominio va desde el siglo XV hasta el siglo XVI. Este reino conoce ya el impacto de los portugueses.

     Además de estos grandes imperios, hay otros reinos estacados como: el de Kanem-Bornu en el Sudán central hacia el siglo VII; el reino de Benín en la costa de Guinea a la derecha del Níger, en el siglo XII; el reino del Congo en la desembocadura del río Congo, hacia el siglo XIV (en el siglo XV aparecieron en la región los navegantes portugueses); el reino de Zimbabue-Monomotapa al sur del río Zambeze, cerca de la costa índica, desde el siglo XI al XVII; y algún que otro reino más, muy efímero.

     Sin embargo, estos reinos e imperios no lograron imponer su cultura en toda la región, y mientras ellos tenían florecientes civilizaciones, e incluso conocían la escritura, otros pueblos vecinos estaban aún en el neolítico, y así permanecieron hasta el siglo XX.

La penetración europea

     Las incursiones en el sur del Sáhara se remontan a las primeras civilizaciones, pero se intensifican tras la conversión al islam de los pueblos beréberes del norte de África. No obstante, es a partir del siglo XIV cuando la penetración se hace más sistemática, y con voluntad de dominio. Son los almohades, los portugueses y los españoles los que llegan con más ímpetu y frecuencia. En el siglo XV los portugueses descubren la volta y llegan con sus navíos al sur del cabo Bojador. Estas expediciones tienen como objetivo encontrar una ruta, por el sur, hacia la India, para evitar el intermediario árabe. Pero para realizar el viaje es necesario establecer a lo largo del litoral diversas factorías. Los portugueses se establecen en la costa y tienen relaciones con los reinos que encuentran. Fundan sus ciudadelas en islas, y sus fuertes en la costa, como los de: Fernando Poo, Cabo Verde, Santo Tomé, Elmina, Mozambique, etc., hasta llegar al cabo de Buena Esperanza, que es doblado por Bartolomé Díaz en 1487.

     En 1492 Colón descubre América. Este es un hecho de una importancia trascendental para África, puesto que, en gran medida, queda fuera de las nuevas rutas comerciales. En 1494 España y Portugal se reparten el mundo en el Tratado de Tordesillas, y África queda como dominio portugués. Los portugueses se asientan en torno al Congo. En América se desarrolla una sociedad esclavista para mantener el nuevo sistema de plantaciones tropicales. Los esclavos salen de África, particularmente de la región del golfo de Guinea: Senegal, Gambia, Ghana, Níger, Congo y hasta Angola; con destino a Las Antillas, Brasil y Estados Unidos. La esclavitud se mantendrá hasta finales del siglo XIX y tendrá un impacto muy fuerte en la demografía de los pueblos a los que afecta, ya que desciende la natalidad. Este descenso se debe a dos motivos fundamentales: la esclavitud afecta sobre todo a los jóvenes en edad de procrear, y los pueblos a los que se les quita a sus hijos no desean tenerlos. En el comercio de esclavos participan Portugal, España, y sobre todo Inglaterra y Holanda, que a la postre se quedará con el monopolio. Desde el siglo XVIII la esclavitud empieza a condenarse, hasta llegar a la prohibición (1817-1822), pero es en esta época cuando el comercio se dispara. En 1890 cae en Cuba la última sociedad esclavista de América.

     En 1600 se establecen los holandeses en la región del Cabo creando una sociedad blanca pero africana, altamente racista: los bóers. Contra ellos tendrán que luchar los ingleses durante la colonización.

La colonización de África

     En el siglo XIX el capitalismo y la revolución industrial se han asentado en Europa y necesita expandirse en busca de regiones que le proporcionen materias primas y mercados. Aparece el colonialismo como doctrina de desarrollo. Todo gran país debe tener un imperio colonial, tal y como lo conciben los ingleses. Los imperios de la Edad Moderna no sólo explotaban el territorio, sino que pretendían establecerse en él de manera definitiva, pasaban a formar parte de la corona. Pero los imperios de la revolución industrial pretenden sólo explotar el territorio. Se trata de sacar materias primas de las regiones no desarrolladas y exportar los productos elaborados a estas mismas regiones, con un valor añadido muy superior. Claro que no se tiene en cuenta que en estas regiones no hay capitales con que comprarlos. Las regiones no desarrolladas se convierten en subdesarrolladas. Se buscan principalmente productos agrarios y mineros.

     Entre los países europeos comienza una carrera por el dominio de África, y del mundo. Esta carrera tendrá su expresión en la Conferencia de Berlín de 1884-1885, en la que los países europeos se reparten África.

El reparto de África

     Las potencias industriales europeas se ven en la necesidad de tener un imperio colonial, y para poner orden en el reparto del mundo se reúnen en Berlín en 1884. Durante este año y el siguiente se establecen las condiciones de ocupación efectiva del territorio. Se llega al acuerdo de cómo se hará la colonización de un territorio. En este proceso habrá tres fases:

La ocupación efectiva, que implica el tener una administración en la región, y el desplegar un ejército que controle el país. En un primer momento la metrópoli no hace grandes inversiones en su colonia, debido a la inseguridad y a la escasez del comercio. El área de colonización en el interior viene determinada por la existencia de enclaves en la costa. La conquista se hace del litoral al interior. De este período quedarán en la colonia la Administración, la lengua y la cultura; además de población blanca.

El período de explotación, se inicia cuando la colonia es explotada con mayor intensidad. La metrópoli invierte en infraestructuras de comunicación: carreteras, ferrocarriles y puertos que den salida a los productos que se comercializan en la colonia. Se producen profundos cambios sociales en la población indígena. Se crean ciudades y la población se urbaniza, aparece la sanidad occidental, comienza la transición demográfica en un pueblo que no se está industrializando, y surge el proletariado indígena, necesario para explotar los recursos a la manera capitalista. En definitiva: los pueblos autóctonos se aculturizan. Las inversiones aumentan. Llegan las grandes empresas occidentales mineras y de plantación, y la población blanca se erige en la burguesía autóctona.

     Por último, se da el período de agotamiento, en el que las colonias dejan de ser tan lucrativas económicamente. El cambio tecnológico que se produce en la industria europea es, en buena medida, responsable de esto, ya que cada vez se depende menos de la materia prima, puesto que se aprovecha mejor. Los indígenas han estudiado en los colegios de la metrópoli y han asimilado sus ideas. Comienzan los conflictos sociales y raciales. Las colonias entran en crisis como mercado.

Actitudes coloniales

     Aunque todos los países tienen colonias para su explotación capitalista, no todos los ellos las consideran de igual modo.

Bélgica concibe su colonialismo de manera paternalista, ya que su colonia africana, el Congo, es patrimonio personal de su rey Leopoldo II.

Portugal pretende asimilar sus colonias a su territorio y tratarlas como una provincia más. Aún se nota la influencia del viejo imperio de la Edad Moderna. Sin embargo, la función de las colonias es la de proporcionar productos agrarios. La especialización en el sector primario es muy acusada en las colonias portuguesas.

Francia pretende la asociación de los nuevos territorios al viejo Estado, de una manera teórica porque en realidad la relación es de dominio.

Gran Bretaña presenta el modelo tópico de colonización. Domina política y económicamente sus colonias: sus ministros y su burguesía se asientan en los nuevos territorios; pero, a diferencia de los demás países, se asegura la colaboración de las clases altas indígenas, haciéndoles partícipes de su posición privilegiada.

La independencia

     La independencia de los Estados africanos es un proceso más o menos rápido. Antes de la segunda guerra mundial se habían independizado, por cuestiones de equilibrio político, Egipto, Etiopía, Liberia y Sudáfrica.

Tras la segunda guerra mundial y la Conferencia de Bandung (Indonesia, 1955) comienza la independencia de África. El primer país en liberarse fue Ghana (1957) y antes de 1965 se habían liberado casi todos los países. Luego hay un compás de espera y en 1975 se liberan las últimas colonias africanas: El Sáhara español y Mozambique.

     Frecuentemente, tras la independencia, muchos países cambian de nombre, e intentan redefinir sus fronteras. Pero las divisiones que establecieron los europeos son más estables de lo que parecen. El hecho de cómo entender el Estado y de hablar la misma lengua, la de la metrópoli, se ha revelado como una diferencia insuperable. Sin embargo, no son los conflictos fronterizos los más graves en la región, sino las luchas internas por el poder, sobre todo si hay un grupo comunista con posibilidades de alcanzarlo. Las dictaduras militares y la corrupción se instalan en casi todos los países.

     A pesar de la descolonización, las relaciones económicas con las antiguas colonias continúan siendo privilegiadas. Los países europeos controlan la vida económica, sin las presiones que conlleva la vida política. Los blancos que se quedan no son exactamente extranjeros, y la guía europea domina la sociedad. El neocolonialismo va desde la tutela efectiva al acuerdo económico, como la creación de la Commonwealth.

     Tras la descolonización la metrópoli deja de invertir en la colonia, sobre todo en las obras públicas, y las infraestructuras creadas se deterioran. La guerra suele ahuyentar a los capitales de inversión, con lo que el país se descapitaliza. La negligencia administrativa y la corrupción no favorecen las nuevas inversiones, ni la creación de capitales autóctonos, con lo que la estos países entran en crisis: y la pobreza y la miseria se afianzan en la sociedad, y se convierte en una lacra muy difícil de erradicar.

Situación económica general de África

     El rasgo más llamativo de la economía africana es su desintegración, ya que no corresponden las necesidades de su población con los productos que elaboran. En general, se produce para la exportación, y no para el consumo interno.

     Otra de las características llamativas es que la actividad económica es extractiva y depredadora con el medio.

     Todos los países de África, salvo ciertas regiones sudafricanas, pertenecen al Tercer Mundo. En África conviven dos tipos de economía: una tradicional y de subsistencia, y otra capitalista dirigida la comercio internacional.

     Predomina el sector primario de una manera abrumadora, tanto en la economía de subsistencia como en la capitalista.

     La infraestructura económica, tanto en los transportes como en el comercio, es deficiente, salvo en la exportación. África necesita fuertes inversiones de capital.

     La economía africana se concentra en una serie de islas desarrolladas, mientras que el resto del territorio es un país subdesarrollado. Estas islas desarrolladas suelen estar en la costa, en torno a los grandes puertos y en las regiones ecológicamente favorables para las plantaciones, además de en las zonas mineras.

Agricultura, ganadería y pesca

     La agricultura es el principal sector de actividad en África. La agricultura africana se debate entre dos modelos: el tradicional de subsistencia y el de plantación especulativa.

     Los sistemas tradicionales se dividen básicamente en dos: la agricultura de roza y fuego propia de las regiones de sabana y selva, y la agricultura intensiva de regadío de los oasis del Sáhara y el Sahel. Aunque también encontramos la agricultura mediterránea en la costa norte.

     La agricultura de plantación especulativa utiliza todos los adelantos técnicos y biológicos de la revolución verde. La abundancia de tierras le permite tener una política de explotación extensiva en régimen de monocultivo, y cuando se agota una plantación se traslada a otro lugar próximo. Este desplazamiento, y el hecho de dejar esquilmada la tierra, resta tierras fértiles a la agricultura tradicional, por lo que entran en conflicto. En ocasiones, este esquilmo se alía con las condiciones ecológicas para producir cambios rápidos y decisivos en la biocenosis, favoreciendo el comienzo de procesos morfogenéticos áridos, con lo que el sustento tradicional desaparece.

     La plantación cultiva productos con destino a la exportación, y no para las necesidades del país, como el café, cocotero, hevea, algodón, plátanos, azúcar, etc., además de los dátiles, los cítricos, las frutas y las hortalizas de la costa mediterránea. Su producción depende de las necesidades de los países desarrollados, y su prosperidad de las condiciones del mercado internacional. En general, cultivan productos secundarios en la dieta de los países desarrollados, que son de los que primero se prescinde en caso de crisis, y están sujetos a modas, por eso son plantaciones especulativas, ya que presuponen cuál será la demanda en los países ricos.

     La titularidad de las plantaciones ha cambiado de mano tras la independencia; ahora están en manos autóctonas. Esto obliga a la burguesía local a asumir los riesgos de un fracaso en la obtención del producto. Sin embargo, continúan en manos de la burguesía de los países ricos los canales de comercialización, con lo que se aseguran los mayores beneficios con los mínimos riesgos.

     La ganadería es otro de los recursos tradicionales de la economía africana; sin embargo, en gran parte de África, fuera de la sabana, no existen pastos. La sabana tiene un clima en el que las grandes sequías son un problema para el ganado, lo que impone una explotación seminómada. Los rebaños más frecuentes son de ovino, bovino y camellos; el porcino tiene un lugar marginal. Frecuentemente, las cabezas de ganado sólo se utilizan para leche y no para carne. Las dificultades de la ganadería en África han impedido que existan grandes rebaños para la exportación.

     La pesca es un recurso tradicional muy extendido, sobre todo la pesca en ríos y lagos, pero apenas supone nada en la economía de los países. Algunos bancos marinos africanos son muy ricos, como los de la costa mauritana, pero están explotados por flotas extranjeras.

     La quiebra de la agricultura tradicional, y la falta de alternativas, produce miseria y hambre en la mayor parte del territorio. La ayuda internacional permite paliar esta situación, pero frecuentemente con productos ajenos a su dieta tradicional. Esto implica un cambio de hábitos alimenticios, con productos que no se cultivan en su país, por lo que a la larga se afianza la diferencia.

Minería y silvicultura

     La minería y la silvicultura son dos actividades extractivas de gran importancia económica, ya que sus productos están destinados a la exportación. Son las grandes empresas las que controlan esta actividad. En general los productos que extraen son de alto valor añadido.

     La minería fue una de las actividades básicas durante la colonización, y los yacimientos encontrados continúan explotándose. De África se extrae: hierro, manganeso, cobre, petróleo, gas natural, bauxita, uranio, oro, diamantes, etc.

     También se explotan los árboles de maderas tropicales exóticas. El bosque ecuatorial es esquilmado y arrasado en busca de ciertos árboles. La masa forestal ocupa el 12% del territorio y es un importante recurso de productos para la exportación. El bosque africano está más poblado que el americano por lo que la oposición a su uso es mayor.

La industria y la energía

     La industria africana está muy poco desarrollada, ya que, si es cierto que el país es fuente de materias primas, no lo es de productos elaborados. Gran parte de la industria se dedica a la producción de bienes de poco valor añadido. La mayor parte de las industrias, salvo en Sudáfrica, son de capital extranjero. Sólo Sudáfrica tiene una industria considerable, y sólo en ciertas regiones, como el entorno del Cabo. La política de desconcentración de la producción que tienen actualmente muchas empresas multinacionales les ha permitido mejorar su tejido industrial, pero este continúa en manos alóctonas.

     Una de las industrias que más importancia tiene es la de transformación de productos agrícolas. Los productos agrícolas deben ser envasados y tratados en origen antes de venderlos en los países desarrollados.

     África es el continente que menos energía consume, y el que menos produce. Esto es sin duda un obstáculo para la creación de un tejido industrial estable; y ello a pesar de tener importantes recursos. Pero la energía se produce donde se consume.

     El mayor obstáculo para la industrialización es la falta de capitales africanos y de una burguesía media.

Transporte, comunicaciones y servicios

     El transporte es un sector clave en la economía capitalista desarrollada, ya que la prosperidad de las regiones depende de la posibilidad de los intercambios y del aprovechamiento de las ventajas comparativas. Pero las comunicaciones en África son difíciles y escasas. La infraestructura viaria, en gran medida, está abandonada desde los tiempos coloniales, faltan inversiones para mantenerlas y crear otras nuevas. En general, las comunicaciones con el interior son muy malas; mejoran en cuanto comunican las regiones productoras y mineras con la costa. Sin embargo, sí son buenas las comunicaciones con el exterior, debido a la importancia de las exportaciones. Son buenos los puertos y los aeropuertos de la costa y las capitales, principalmente los dedicados al comercio.

     Muchas de las vías de comunicación se mantienen gracias al esfuerzo de las compañías que deben poner sus productos en el mercado internacional. Las empresas que comercializan los productos son las que realmente se benefician de la actividad económica, suele pertenecer a países ricos y en algunas regiones monopolizan el comercio exterior. Sólo Sudáfrica y el Magreb se escapan a esta situación.

     Muchos de los ríos son navegables, pero sólo tiene importancia en el sistema de comunicaciones local o regional. Ferrocarriles y carreteras son de la época colonial, y la red es muy poco densa. En los países actuales la capital suele ser el centro de todas las vías. Esto evita, muchas veces, que se construyan vías de comunicación internacionales que creen regiones de frontera.

     Los servicios, como en todos los países subdesarrollados, son de mala calidad. El Estado apenas ofrece prestaciones. La población que se ocupa en este sector suele hacerlo en servicios personales. No obstante, países como Kenia, Tanzania o los del Magreb tienen una infraestructura turística importante, con buenos servicios para ello. Egipto, Túnez, Argelia o Marruecos son algunos de los destinos turísticos más apreciados por los países ricos.

Población

     Antes de la colonización África era uno de los países más despoblados del mundo, pero la llegada de la medicina occidental precipitó el comienzo de la transición demográfica en unas sociedades que aún estaban muy lejos de asumir que con el desarrollo, teniendo menos hijos, estos podían sobrevivir a los padres. La población aumentó espectacularmente, pero el desarrollo económico no acompañó el crecimiento, lo que provocó subdesarrollo, miseria y hambre. A pesar de todo, África es uno de los países más despoblados del mundo.

     El crecimiento ha sido muy rápido, más del 2% anual durante 75 años. Las diferencias sociales han generado tensiones. El hambre es un mal endémico. La tasa de natalidad es muy alta, y a pesar de los avances médicos la de mortalidad infantil también, debido a la miseria.

     La población africana se calcula en unos 1.000.000.000 de habitantes, aunque realmente es una cifra supuesta, ya que es muy difícil hacer un censo fiable. Esto su pone una densidad media de 17 h/km2, una concentración muy baja.

     La población está irregularmente repartida. La mayor parte del continente es un auténtico desierto demográfico. Los desiertos, tanto del norte como del sur, y las selvas ecuatoriales están prácticamente deshabitadas. Por el contrario el delta del Nilo, la cuenca baja del Níger, la región de Johannesburgo-El Cabo, y las grandes ciudades capitales de país, están muy densamente pobladas. Estas son también las regiones más desarrolladas económicamente.

     Las enormes diferencias entre regiones hace que las migraciones sean una constante en África. Estas migraciones están provocadas por el hambre, la miseria, la falta de recursos, o son forzosas a causa de la guerra. El flujo general de la emigración es del campo a las ciudades capitales, y luego, si es posible, a Europa. La guerra y las deportaciones son una de las causas de migración más espectaculares en África.

Las ciudades

     Las ciudades de los países tercermundistas han seguido un proceso diferente al de los países desarrollados.

     En África hay dos ámbitos diferentes: uno urbano, al norte y controlado por el mundo islámico, y otro al sur casi totalmente desurbanizado. Sin embargo, las ciudades islámicas, en buena medida, han continuado siendo medievales hasta el impacto de la colonización, por lo que se han transformado bajo el modelo europeo occidental.

     Al igual que las ciudades europeas, las africanas crecieron en un primer momento gracias a la inmigración provocada por las expectativas de una vida mejor. Al contrario de aquellas, no eran centro de regiones industriales.

     Hoy en día las ciudades continúan creciendo, pero ya no gracias a los inmigrantes sino al crecimiento vegetativo. Gran parte de la población urbana vive en la miseria, pero con frecuencia sus hijos logran sobrevivir.

     Una de las características de las ciudades africanas es la macrocefalia. La red urbana de los países africanos está desestructurada. Existe una o dos grandes ciudades por país, algunas de ellas, como El Cairo, Lagos, Uad Medani, Jartum, Ibadan, Kinshasa, Nairobi, Rabat, Casa Blanca, Luanda, El Cabo o Johannesburgo, están entre las mayores del mundo. Sólo Marruecos y Sudáfrica tienen una red de ciudades medias, y aún así no se libran de la concentración en grandes ciudades. No obstante, todos los países hacen esfuerzos por tener ciudades medias.

     El factor dinamizador de las ciudades es el sector servicios, debido a falta la de industria. Los habitantes de las urbes se ocupan en el comercio y en los servicios personales. En las ciudades turísticas las oportunidades son mayores.

     En todas las urbes el chabolismo es un mal endémico. Gran parte de la población vive de este modo en barrios sin servicios, y donde la inseguridad social es la norma. La vivienda marginal está presente en todas las urbes; son los bidonville, construidos de la noche a la mañana al margen de la ley. A estos nuevos habitantes se les llamará paracaidistas. En Egipto es frecuente utilizar como vivienda marginal los panteones de los cementerios. En realidad este no es uno de los peores sitios, ya que los cementerios suelen tener agua y recogida de basuras.

Tendencias de futuro

     El futuro de los países subdesarrollados es muy difícil y más si, como ocurre en mucho países africanos, la inestabilidad política y social es la norma: como pasa en Argelia, Ruanda, Burundi, Somalia, Etiopía, Angola, Zaire, etc.

     A pesar de los problemas, y gracias a lo barato de la mano de obra y a las exenciones fiscales, las grandes multinacionales que tienen una política de desconcentración de la producción se instala en estos países. Estas empresas no abren nuevos territorios, sino que aprovechan los ya existentes, sobre todo si tienen una buena comunicación con las líneas del comercio internacional.

     La presencia de capitales autóctonos, y de consumo interno, es muy reducida. Para paliar esta situación los países recurren al préstamo internacional que ofrecen el BM y el FMI. Estos préstamos tienen un alto tipo de interés, y tanto en BM como el FMI pretenden asegurarse su devolución obligando a los países a adoptar medidas económicas de tipo liberal que no favorecen a los capitales pequeños. Para imponer estas medidas es necesario que en el Estado se instalen fuertes dictaduras, en las que la corrupción es la forma habitual de gobierno. La corrupción se extiende al destino de los fondos. Para paliar esta costumbre las ONG gestionan sus fondos al margen de las instituciones del país, pero es una pequeña parte. En estos países faltan los canales de distribución y reparto de los capitales existentes, que están concentrados en muy pocas manos.

     Para evitar la situación es necesario: crear comunicaciones entre los territorios que permitan el intercambio y el comercio, crear una red de pequeñas ciudades que organicen el territorio de su entorno (claro que hay que tener en cuenta las limitaciones que impone la ecología, que son muy difíciles de superar), y permitir que se creen capitales autóctonos que hagan crecer el consumo interno de productos del país.

     Las regiones más integradas en la economía mundial son las del litoral templado, como Marruecos, los países ribereños del Mediterráneo y el extremo sur.

     El turismo es un recurso muy importante para muchos países del interior. Suele ser un turismo de calidad, pocas personas que gastan grandes sumas de dinero, ya que por su difícil acceso estos países sólo atraen a las personas que pueden permitirse grandes desembolsos en sus vacaciones.

     Los países africanos, por su condición de regiones subdesarrolladas, dependen económicamente del mundo rico.

 

Font:

http://club.telepolis.com/pastranec/temascomp/Tema14.html

Bibliografía

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